Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: ¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos (Apocalipsis 19:1-2)

Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: ¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos (Apocalipsis 19:1-2)